Aun al mejor de los hombres se le pueden aproximar elementos peligrosos. Si uno les da acceso, su influjo corrosivo tendrá un efecto lento pero seguro, e inevitablemente provocará a su zaga los peligros que implica. Mas el que reconoce la situación y sabe descubrir el peligro también sabrá como cuidarse y quedará libre de daño.