Llega a Zaragoza la moda de enganchar candados a los puentes. En el puente de Santiago ya han dejado constancia de su amor una treintena de parejas.
A menos de un mes para la celebración de San Valentín, las parejas de enamorados de Zaragoza han encontrado un nuevo modo de demostrarse sus sentimientos, enganchando a los hierros de los puentes candados con sus nombres escritos sobre ellos, y arrojando la llave al río Ebro.
La moda, que ya ha levantado polémica en otras ciudades y se ha extendido por buena parte de Europa, proviene de Roma, donde miles de parejas simbolizan su amor colgando candados en el puente Milvio sobre el río Tiber.
Cada semana va creciendo el número de candados enganchados al puente de Santiago
En la capital aragonesa, la tradición se ha trasladado al Puente de Santiago, donde ya hay una treintena de candados enganchados; y cada semana aparecen otros nuevos. Zaragoza no es, sin embargo, la primera ciudad española en recoger la tradición romana.
En Sevilla, la moda se extendió de tal manera en el puente sobre el río Triana, con cientos de candados colgados de los hierros, que finalmente el Ayuntamiento ordenó retirarlos. En la capital aragonesa, esta práctica, que tiene su origen en una novela, todavía no ha alcanzado esos niveles (en otras ciudades europeas, el peso de los candados ha llegado a crear problemas en farolas y puentes) y el Ayuntamiento asegura que por ahora no cree que suponga un problema.
La tradición de enganchar candados simbolizando el amor mutuo surgió tras la publicación y posterior adaptación al cine de la novela Tengo ganas de ti, del escritor italiano Federicco Moccia. Como sus personajes, miles de europeos se suman hoy en día a un pacto de amor cerrando un candado con las iniciales de ambos en la barandilla de un puente romano, para luego arrojar a las aguas del río la llave.